Hace más de 10 mil años, el hombre primitivo ya ejercía el oficio de la ganadería. Con el paso del tiempo, esta práctica fue mejorando y se consiguió incluir grandes mejoras en la calidad de vida los animales. Tal era la importancia de la ganadería que se convirtió en un motor clave para la agricultura y viceversa ya que los restos de alimentos o alimentos no aptos para el consumo humano eran destinados para el ganado.
La ganadería y, por ende, los ganaderos, representan un gran salto en la historia. Con el uso de estas prácticas, la sociedad evolucionó hacia sistemas de consumo como los de hoy en día, donde la sostenibilidad y las prácticas responsables con los animales forman parte intrínseca del oficio.
Actualmente y siguiendo las anteriores líneas, los ganaderos se dedican a cuidar y criar al ganado. Parece una tarea sencilla, pero velar por las condiciones salud y bienestar animal en la que se encuentran sus animales requiere de tiempo, sacrificio y esfuerzo. Tanto, que para asegurar sus producciones y garantizar el bienestar de sus animales, no dudan en sacrificar casi toda su vida al sector.
Garantizar el mayor nivel de bienestar animal es una inversión que a la larga supone costes, sacrificios y pasión por los animales.
Los trabajadores dedicados al cuidado de los rumiantes durante el proceso de cría, los conocen, observan y analizan siguiendo ciertos parámetros (en este caso los de la Unión Europea, los más exigentes del mundo). Los veterinarios y ganaderos están presentes durante todo el ciclo de vida del animal, atendiendo los embarazos, presenciando partos y vigilando el estado de las crías. Es un oficio en el que no existe el tiempo, los fines de semana o los festivos ya que los animales, siguen necesitando atención y cuidados.
Gracias al compromiso con el bienestar animal que cada día está más presente en la vida de los europeos, factores como las instalaciones, comederos y bebederos incluso el lecho donde se tumban y las proporciones del espacio de cría, se aseguran y vigilan en todo momento. A su vez, los avances y el compromiso por el cuidado animal de todo un sector han permitido que hoy en día los sistemas de producción europeos puedan garantizar, por si solos, el bienestar de los animales.
Ya sea una producción en extensivo o en intensivo, existen parámetros e indicadores suficientes para hacer un correcto seguimiento diario de los animales y garantizar que su vida se ha desarrollado siguiendo el principio de las Cinco Libertades y los compromisos que marca el Decálogo “Compromiso Bienestar Animal Europeo”.
Porque, al final de todo el proceso, se defiende imperiosamente una única verdad: el compromiso de todo un sector, depende del bienestar de sus animales.