En 1964 Ruth Harrison publicó «Animal Machines», un punto de inflexión en la forma de entender en Bienestar animal.
Si bien algunos pueden pensar que el bienestar animal es algo relativamente novedoso, no hay nada más lejos de la realidad. La preocupación del hombre por la salud y el bienestar de los animales es, como mínimo, tan antigua como la propia práctica de la ganadería, algo que se remonta al Neolítico, durante la era del hombre primitivo, hace la friolera de más de 10.000 años.
Desde el inicio de la relación entre el hombre y el ganado, el hombre ha procurado protección y cuidados a los animales. De hecho, se cree que esta protección y cuidados que el hombre primitivo le proporcionaba a los animales fue uno de los aspectos que hizo posible la domesticación de las especies, puesto que sin esta condición los animales no habrían permanecido junto al hombre cuando no se disponía de medios para su contención, como cercas, alambradas o jaulas.
Hoy en día, la ganadería es una actividad esencial para suministrar alimentos de alto valor biológico y gran densidad nutricional, fuente natural de proteínas y una serie de vitaminas y minerales esenciales. Teniendo en cuenta los sentimientos y el deseo de protección, existe un axioma indiscutible: cuidando a los animales y asegurándonos de que no caigan enfermos fomentaremos la empatía, compasión y responsabilidad humana y con ello, nuestro propio bienestar. Es por eso que, dentro del crecimiento personal que nos pueden proporcionar los animales, es importante contar con ganaderos que se preocupen por el bienestar de sus rumiantes y por su estado de salud.
En este sentido, las certificaciones en bienestar animal, como las de Provacuno, Interovic y JTT, se han convertido en una herramienta imprescindible en las granjas para establecer un sistema protocolizado de seguimiento del bienestar y la salud de los animales basado en criterios científicos y empíricos. Una herramienta que permite el seguimiento continuo del funcionamiento de la granja basado en parámetros medibles, cuantificables y trazables a la hora de obtener no solo datos inmediatos, sino también históricos acumulados , cuestión que permite la mejora continua en todos los aspectos: en el bienestar y la salud de los animales.
‘Animal Machines’, el libro que lo cambió todo.
Y si bien comentábamos que el bienestar animal ha sido una preocupación que ha existido y acompañado al hombre desde el origen de la ganadería, es cierto que existe un punto de inflexión en la historia que ha sido el que ha permitido que, hoy, ese bienestar animal se base en parámetros con base científica.
Hablamos, como no puede ser de otra manera, de Ruth Harrison, quien en 1964 publicó el libro
Animal Machines para denunciar las condiciones de la producción ganadera de ciertas granjas en Reino Unido de aquel momento. El impacto que su publicación generó en la sociedad británica fue tal, que llevó al Parlamento a la creación del Comité Brambell y a que, unos meses más tarde, ya en 1965, este Comité postulara las 5 libertades mínimas de las que todo animal debería gozar: voltearse, cuidarse corporalmente, levantarse, echarse y estirar los miembros.
Este postulado fue el origen del posterior principio de las 5 libertades que el Farm Animal Welfare Council formuló en 1993 y que las define como:
- El animal no sufre sed, hambre ni malnutrición, porque tiene acceso a agua de bebida limpia y se les suministra una dieta adecuada a sus necesidades.
- El animal no sufre estrés físico ni térmico, porque se le proporciona un ambiente adecuado, incluyendo refugio frente a las inclemencias climáticas y un área de descanso cómoda, confortable, drenada y limpia, con espacio suficiente para moverse, tumbarse y levantarse fácilmente.
- El animal no sufre dolor, lesiones ni enfermedades, gracias a una prevención adecuada y/o a un diagnóstico y tratamiento rápidos.
- El animal es capaz de mostrar la mayoría de sus patrones normales de conducta, porque se le proporciona el espacio necesario y las instalaciones adecuadas, y se aloja en compañía de otros individuos de su especie.
- El animal no experimenta miedo, temor o angustia, porque se garantizan las condiciones necesarias para evitar el sufrimiento mental. Protegido de agresiones, maltrato, situaciones de peligro o molestias. Sin amenazas o golpes.
Desde entonces, la preocupación por el bienestar animal ha traspasado los límites de la propia granja y, en la actualidad, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, organismo intergubernamental creado por convenio internacional en 1924 para garantizar mejorar la salud y el bienestar animal en el mundo) ha establecido el Código de Animales Terrestres, lo que ha permitido que los países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) hayan podido armonizar su legislación nacional en esta materia.
Desde Interovic, Provacuno y JTT rendimos un sincero homenaje a labor de esta gran mujer sin la que hoy no podríamos contar con las herramientas necesarias para poder mejorar, cada día, nuestras granjas. Por eso, reivindicamos que el bienestar animal tiene nombre de mujer, el de Ruth Harrison.