La calidad, la composición nutricional y la naturalidad de los alimentos que ingerimos son de gran importancia para nuestro organismo, ya sea para fortalecer nuestro sistema inmunológico o para el mantenimiento de nuestra resistencia.
Los procesos que tienen lugar durante nuestra digestión también tienen un efecto sobre nuestro estado de ánimo, puesto que todos los alimentos que ingerimos acaban llegando a nuestras células, de ahí el dicho: ¡Somos lo que comemos!.
No cabe duda de que las condiciones en las que se mantienen los animales de granja, incluida su nutrición, la calidad de su alimentación y la calidad del agua potable, afectan a la calidad de la cadena de suministro de alimentos.
Satisfacer las necesidades nutricionales de las distintas especies animales es un proceso complejo que depende, en gran medida, de la etapa de la vida en la que se encuentre el animal en cuestión y de cómo se utilice un determinado componente de la alimentación a esa edad, sin importar la estación del año en la que nos encontremos ni las diferencias debidas al clima.
La alimentación también es necesaria para los animales de granja que se alimentan de pastos, en los que la calidad del suelo nutritivo de los mismos requiere un mantenimiento constante. Por lo tanto, la desnutrición no es sólo lo que se llama la inanición cuantitativa, sino que nuestros animales de granja tampoco pueden sufrir inanición cualitativa.